lunes, 28 de noviembre de 2011

Prologo


Prologo


''¿Matarían por ello?, ¿por lo que tengo en mis manos?''



Tercera vez que me salía cara en la moneda. Parece que la cruz no se me aparecía en la palma de la mano con esta maldita moneda. Estaba exhausta. Desde el mismísimo corazón de Italia hasta un tren con destino Francia, huía de la vida inmortal que tenía. Ellos jamás me lo perdonarían por lo que hice, o más bien por lo que les robé, pero era por un bien. Sabía que este objeto en malas manos como la de ellos podía traer grandes desgracias a la humanidad, y más a nosotros. Guardé la moneda de plata en el bolsillo de mi larga túnica y me apoyé contra la ventanilla del tren. Por suerte estaba sola en el compartimento, y nadie podría molestarme. Intenté dormir un poco, incluso descansar la vista, pero me era imposible. No paraba de echar un vistazo cada dos por tres al pequeño bulto de mi bolsa de cuero. No ocupaba demasiado, pero abultaba para ser una pequeña caja. Desconocía su contenido, y miedo tenía de abrir la caja, ni siquiera los líderes de Los Inmortales la quisieron abrir, ¿tal poder peligroso hay encerrado en la dichosa caja de pandora?.

- Annabeth... - esa voz en mi cabeza... no es posible - Annabeth, te hemos encontrado -

Noté una breve sacudida del tren al atravesar uno de los túneles. Es imposible que me hubiesen encontrado tan fácilmente cuando les he dado esquinazo durante dos días. Me incorporé del asiento y tomé mi bolsa. Estaba claro que no estaba segura en esos momentos. Notaba su presencia. La de ellos, o más bien la de ella. Victoria. Abrí la puerta del compartimento a toda prisa, y ladeé la vista a mi espalda. Había dos hombres charlando, típicos franceses. Ambos me saludaron y les correspondí con un gesto gentil. 

- Tic tac Annabeth... te podemos oler... - otra vez en mi cabeza -

Esta vez me apresuré. Caminé a grandes zancadas por el pasillo del vagón hasta llegar al siguiente. Éste vagón estaba completamente vacío, o eso era lo que aparentaba a simple vista. No me fiaba de ese silencio tan perturbador del lugar, así que tuve, a todo mi pesar, deslizar la fina vara plateada de entre mis ropajes. Una vara bendecida, o como lo llamaba yo, la vara de Dios. Me la fue otorgada al cumplir quince años de edad, y mi pequeño maestro de Italia me la regaló para poder defenderme de cualquier secuaz del demonio. Los Inmortales. Caminé con cuidado por el pasillo, mirando de compartimento en compartimento. Aunque no era uno de ellos, podía notar su presencia. Ese olor a muerte y sangre que detestaba era inconfundible.

- Pillada...

La fresca respiración de Victoria la noté en mi nuca, y asesté un rápido golpe con la vara a mis espaldas. No estaba, ¿o quizás era mi imaginación?. Cuando quise darme cuenta y retomar mi camino por el vagón, la oscura y perturbadora mirada de Victoria me miraba fijamente a mis ojos, de su mismo tono claro. Vi que se dibujaba una sonrisa en su rostro, mostrando sin querer los blanquecidos colmillos que brillaban por si sólo. Alcé la vara de Dios, pero su rápida agilidad me detuvo la muñeca. Me inmovilizó, y la vara se deslizaba sobre mis manos hasta el suelo.

- ¿Cómo es que tú hallas podido traicionarnos? ¿Por qué querida? -

- Ustedes traicionaron al mundo, a los nuestros... no podía quedarme de brazos cruzados -

De su boca escuché una apagada risa. Su brazo, con la que me sostenía la muñeca, hizo que me acercara mas a ella. Noté la palma de su otra mano sobre mi abdomen, y en ese momento mi cuerpo se echó hacia atrás tan rápidamente que la puerta del vagón se hizo añicos. Su fuerza sobrehumana y rapidez me asustaban, tanto que no podía luchar contra eso. Me levanté con dificultad, con un fuerte dolor de espalda, pero me levanté. Victoria caminaba hacia ami descalza, y ondeando su fino vestido blanco que se aclarea fácilmente.

- Annabeth... estás indefensa si tu vara... dame lo que robaste -

- Antes muerta.... Victoria - dije -

Me agaché y me deslicé por su vera para tomar rápidamente mi vara. Sin pensarlo, golpeé sus piernas con la vara de Dios, emitiendo en el choque unos pequeños rayos celestes que hicieron que cayese al suelo. La podía escuchar gritar, un grito tan aterrador que mis oídos se dañaban. Me incorporé del suelo rápidamente y eché a correr hacia el siguiente vagón. He tenido suerte con Victoria, pero a quien de verdad temía era las oscuras criaturas que poseían Los Inmortales. Espantas criaturas aladas, con cuerpo deforme humano y dos grandes alas. Solo se desplazaban cuando la noche estaba a su favor, pero con el día, su cuerpo explotaba en mil pedazos. Cuando atravesé la puerta hacia el otro vagón, vi cómo algunos pasajeros ya salían con sus pertenencias del compartimento. De enseguida guardé la vara, pero la tenía a mano por si las cosas se torcían. El tren comenzó a disminuir la velocidad, y veía el gran corazón de Francia desde la ventanilla. El sol estaba alzándose de entre las colinas, haciendo así una nueva mañana. Con el sol a mi favor estaba sana y salva, por ahora.

- Annabeth... - de nuevo la voz en mi cabeza... pero no era Victoria... - Tarde o temprano recuperaré lo que me pertenece... -

Gire la vista hacia la puerta del vagón. Mi temor se confirmó. El rostro pálido de aquel hombre me miraba a través de la puerta con una sonrisa pícara. Me miraba fijamente y me guiñó el ojo. En cuestión de segundos desapareció. Henry, más conocido como El Primero de los líderes de Los Inmortales me había encontrado finalmente. Un ser con el que no tengo fuerza para enfrentarme, no la suficiente... Descendí del tren, y no dude ni un momento hacia donde me dirigía. Debía de visitar a un viejo amigo para pedirle ayuda, y solo había un único lugar en donde estaría. Notre Dame

4 comentarios:

  1. Es muy buen comienzo me alegro mucho de no encontrar la pastelada crepusculera. Sigue avisando cuando tengas algo nuevo porque esto promete y mucho.

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  2. bueno, bueno ya sabes que soy incondicional de todas tus novelas e.e
    siempre me gustaron los vampiros de toda la vida y más aún cuando son los protagonistas y ni son debiluchos ni super sensiblones e.e
    espero el siguiente!
    Besos

    xDestinyadministrationx

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  3. Guo :O
    Menudo comienzo, esta no me la pierdo. :)
    Besos!

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  4. Que salga el nombre de Victoria me halaga, aunque sea de las malas:) Tu prólogo llama mucho la atención, ya me estoy imaginando lo bien que deben de estar los siguientes capitulos. Asi que, estaré atenta a cuando los subes^^
    La historia que escribo con una amiga, no tiene nada que ver con la tuya, pero creo que te va a gustar, además, sería genial que la leyeras y te unieras a todos los que lo hacen^^
    http://ifwecouldhaveanydream.blogspot.com/
    muchas graciaas:) te sigo!

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